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Boletín N°2 - Lo público ante la amenaza viral. ¿Una oportunidad de futuro?

“Lo público ante la amenaza viral. ¿Una oportunidad de futuro?”

 

ÁREA: SALUD PÚBLICA, PANDEMIA.

TIPO DE PUBLICACIÓN: COLUMNA DE OPINIÓN.

Autor: Álvaro Muñoz Ferrer, Magíster en Filosofía Política, Facultad de Humanidades, USACh.

Correspondencia: alvmunozf@gmail.com

 

El historiador Reinhart Koselleck (2007) concebía la expresión “crisis” como un indicador de una nueva conciencia, pues, al contener, a la vez, el diagnóstico de un presente inestable y el pronóstico de un futuro incierto, se trata de un signo que debe ser interpretado. A propósito de esta idea, y considerando la amenaza viral que hoy desafía al mundo, es sumamente relevante entender que, en cuanto que crisis, la pandemia no solo requiere un tratamiento en el presente, sino que exige una reflexión en torno al modo en el que la humanidad enfrentará el futuro. En otras palabras, la crisis debiera llevarnos a plantear la pregunta por el mundo postpandemia: ¿retornaremos irreflexivamente a la vertiginosa cotidianidad previa o acusaremos el golpe y nos detendremos a pensar el porvenir? 

Siguiendo la idea de Koselleck podemos afirmar que la crisis sanitaria tiene un elemento diagnosticador y otro pronosticador. En cuanto al diagnóstico, una idea que se ha aceptado transversalmente es la importancia de contar con sistemas públicos de salud robustos. La primera línea de contención de la arremetida del virus fue la infraestructura hospitalaria y, a pesar del debilitamiento progresivo que ha sufrido la salud pública en los últimos años, impidió una catástrofe aún mayor. Respecto de este debilitamiento, el filósofo italiano Maurizio Lazzarato ha planteado recientemente que se trata de una consecuencia directa de la aplicación de la denominada Nueva Gestión Pública – NGP o NPM en sus siglas en inglés, New Public Managment – a la administración de la institucionalidad estatal. En el ámbito de la salud, indica Lazzarato (2020), la NGP busca organizar el hospital según la estrategia empresarial de los flujos “just in time” o “stock cero” cuyo objetivo es disminuir los recursos en inventario para rebajar costos y así evitar pérdidas económicas. Todos los insumos – mascarillas, ventiladores, camas, medicamentos –, infraestructura e incluso el personal médico deben estar “just in time”. El resultado es el que ya conocemos: la mayor parte de los sistemas sanitarios del mundo colapsó debido a esta insuficiencia estructural.

Tenemos, entonces, que la pandemia ha actuado como un agente develador. Ha dejado al descubierto las grietas de un modo de organización basado en la privatización y la administración gerencial de lo público que es incapaz de enfrentar la acción de un virus, pues, como apunta el medio inglés New Statesman, “prepararse para una pandemia implica gastar dinero con la esperanza de que no sea necesario. Esto es algo que solo el sector público, liberado del afán de lucro, puede lograr” (Munster 2020). Ahora bien, como es sabido, este modo de organización no es exclusivo del campo sanitario. La razón neoliberal se ha desplegado en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana, modelando la subjetividad según la forma de la empresa – somos, como mostró visionariamente Foucault (2008) hace más de cuatro décadas, empresarios de nosotros mismos, es decir, concebimos nuestra vida como si fuese una empresa que debemos administrar en base a las dinámicas propias de la competencia de mercado – y aplicando una creciente política de privatización que ha hecho retroceder notoriamente el espacio de lo público, no solo en lo concerniente a lo estatal, sino que en lo relativo a aquello que es de interés de la comunidad política. 

Sin embargo, a pesar de este retroceso forzado, la idea de lo público hoy se exhibe en toda su urgencia: desde luego, en lo sanitario con la mencionada importancia de los sistemas públicos de salud, pero también en otros ámbitos tan relevantes como la economía. Economías altamente financiarizadas y desincrustadas del entramado social – esto es, economías en las que el mercado financiero tiene primacía sobre el productivo y que, además, al escindirse del resto de las instituciones, conciben a la sociedad como un mero “auxiliar del mercado” (Polanyi 1989) –, han sido incapaces de sostener medidas sanitarias eficaces en la mayoría de los países del mundo sin que esto causara un profundo daño en términos de crecimiento, desempleo y pobreza.

En base a lo anterior, el elemento diagnosticador de la crisis pandémica nos muestra que el problema es una insuficiencia sistémica. El virus no causó la crisis multidimensional que describimos, sino que develó toda una serie de carencias estructurales que inevitablemente colapsaron ante el alza de contagios. El presente, entonces, queda al desnudo. Es momento del pronóstico y de la interpretación. En esto, la filosofía no tiene respuestas, pero sí algunas preguntas que podrían contribuir a pensar el porvenir. Si la pandemia ha explicitado el problema de la pulsión privatizadora de la racionalidad neoliberal, ¿No es acaso el momento de reflexionar en torno a la reconstrucción de lo público? ¿No será lo público el antídoto para futuras amenazas? ¿Podremos enfrentar, por ejemplo, un futuro determinado por el cambio climático sin hacernos cargo de las grietas materiales que ha exhibido la pandemia? 

Bibliografía

Foucault, M. (2008). Nacimiento de la biopolítica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. [2004]

Koselleck, R (2007). “Crítica y crisis: Un estudio sobre la patogénesis del mundo burgués”. España: Trotta. [1973]

Lazzarato, M. (2020). ¡Es el capitalismo, estúpido! en revista El Salto. Munster, B. (2020). “What made Italy's wealthiest region so vulnerable to coronavirus?” en: New Statesman.

https://www.thescottishsun.co.uk/news/5626163/heartfelt-murals-praise-nhs-heroes

 

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