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Conversando con Cristián Parker Gumucio

Conversando con Cristián Parker Gumucio

 

Vicerrector de Postgrado de nuestra casa de estudios, sociólogo, Doctor en Sociología por la Universidad Católica de Lovaina, e investigador del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), es conocido internacionalmente por sus investigaciones sobre la sociología del desarrollo y del ambiente, y la sociología de la cultura y de la religión.  En años recientes se ha abocado a los desafíos del cambio climático, el desarrollo sustentable y la transición hacia energías renovables. 

 

La Usach está dentro de las tres primeras universidades del país. Durante su historia, como Escuela de Artes y Oficios, y hoy como Universidad de Santiago, ha sido no sólo testigo, sino también protagonista de las transformaciones sociales que ha vivido el país. En este contexto, se suma el hito de la acreditación por 7 años. ¿Qué reflexión le merece a usted este posicionamiento de la universidad en la nueva década que iniciamos?

Cómo bien introduces, hay que entender lo que es la Usach. Surge como una instancia de formación superior ya en la época de la Escuela de Artes y Oficio, como formadora de profesionales y técnicos para la primera industrialización de Chile, por la segunda mitad del siglo XIX. Nuestra Universidad de Santiago es heredera de esa tradición. Pero la Usach, obviamente sufrió lo que significó la “reforma universitaria” de la época de la dictadura. Fue una de las universidades más intervenidas y, desde el año noventa, retoma un sitial y una labor que siempre ha estado en función de las tareas y desafíos de desarrollo del país. Siempre ha sido una universidad democrática y democratizadora: le dio espacio a generaciones que no tenían cabida en otras universidades, las cuales han sido más bien para la élite. Nosotros no somos una universidad solo para la élite, somos una universidad inclusiva, con una serie de elementos que están acogiendo las demandas de una transformación de la sociedad. El 70% de nuestros estudiantes, son hijos de padre y madre que no han asistido a la universidad y eso marca mucho lo que es esta institución, también en el cuerpo académico, no solo el estudiantado. El cuerpo académico además tiene un compromiso con la sociedad. Como dice nuestro lema “Formando personas, transformando país”, o sea, en el fondo, nosotros tenemos clara conciencia de aquello que después quedó definido en la Ley de Fortalecimiento de las Universidades Estatales: toda universidad del Estado debe y tiene que estar al servicio de los desafíos principales de desarrollo del país.

¿Cómo se estaría al servicio del desarrollo, en este “nuevo Chile” que se anhela?

Defendiendo una serie de principios, como la excelencia, la responsabilidad, el compromiso social y los valores democráticos. Creo que esta universidad ha tenido siempre grandes valores, grandes equipos, notables académicos y académicas. Nosotros tenemos de los mejores puntajes de admisión del país. Claro, no tenemos los más elevados, pero en términos de promedio, tenemos de los mejores postulantes, entre las tres principales universidades del país.

Durante las últimas décadas, hemos avanzado y nos hemos posicionado como referente para la opinión pública, a pesar de no ser una universidad de élite (en sentido social). Hemos logrado romper estigmas gracias a una política universitaria que es de mayor acogida y de mayor recepción ante las demandas ciudadanas. Por ejemplo, las demandas feministas, todo lo que es el conjunto de normas que se han ido instaurando para evitar el acoso sexual y lo que se ha ido implementando de a poco para que haya una educación no sexista, todo lo que es la inclusión para personas en situación de discapacidad, y todo lo que tiene que ver con la participación estudiantil. Todo esto junto con las políticas de la Rectoría para reivindicar la educación pública, frente a la a educación de lucro, recuperando así el sentido social de la educación.

Lo anteriormente mencionado, ha significado que nuestra universidad tenga bien ganado el sitial de universidad que acompaña los procesos sociopolíticos y culturales del país. Para el estallido social, apoyamos la consulta ciudadana realizada por las municipalidades. Una tremenda consulta donde votaron más de dos millones y medio de personas, y hoy, nos pusimos la tarea de acompañar y colaborar en todo el proceso constituyente, lo llamamos: “Usach Constituyente”. Estamos trabajando mucho en eso porque estamos conscientes de que, como universidad, tenemos que apoyar la construcción de esta nueva constitución. La Usach es una universidad que está buscando, y yo creo que ha encontrado, un lugar de acompañamiento desde el mundo académico, a lo que son los procesos sociales, a esta gran transformación, a este gran anhelo de nuevo Chile que tiene la ciudadanía. La universidad está ahí, presente.

Y esa incidencia que tiene la universidad hoy, ¿cómo repercute en los desafíos que se propone la Vicerrectoría de Postgrado para enfrentar el 2022?  Considerando que ya un alto porcentaje de los programas académicos se encuentran acreditados.

Es importante precisar que tenemos el 100% de doctorados acreditados, los magíster académicos un 70% acreditados y en menor medida, un 60%, los magísteres profesionales lo que es un gran logro. A fines del 2018 sólo teníamos el 35% de los postgrados acreditados, ahora tenemos cerca del 70%. Más allá de que hayamos obtenido los 7 años de acreditación, como segunda universidad del Estado, tenemos una responsabilidad. Debemos desarrollar investigación y postgrados de primer nivel, tenemos que ofrecer la posibilidad a tantas generaciones de perfeccionarse, como capital humano avanzado, como profesionales de alto nivel. Pero, también, a científicos y científicas de alto nivel. ¿Por qué digo esto? Porque nosotros hemos ido abordando la doble dimensión del postgrado: por una parte, el postgrado conduce a un nivel de perfeccionamiento superior en términos profesionales, lo que permite que el día de mañana, las y los estudiantes integren el mundo laboral con un magíster a su haber; y por otro, está la formación para el mundo académico y científico, de las y los investigadores. Por esa razón, los programas de magíster y doctorados acreditados son académicos, porque nosotros tenemos que formar no solo a quienes reproduzcan el conocimiento, sino también a aquellos y aquellas que produzcan conocimiento en forma creativa e innovadora. Es una responsabilidad. Tenemos que tener muy buenos proyectos y programas de doctorados, de magíster académicos y profesionales, porque es la única oportunidad que se le ofrece a cierto tipo de alumnado, que no va a tener opciones en otras universidades, por distintos motivos. Nosotros le estamos dando un espacio de formación de primer nivel, con apoyos de todo tipo, sobre todo de becas, que no existen en otras universidades.

¿Cuentan con becas y apoyos financieros para estudiantes?

Tenemos un programa de becas para magíster y doctorado. Si bien todas las universidades dan becas internas, nosotros somos la universidad que más apoyo da en ese sentido. Y, sobre todo, hay formas de trabajo con los estudiantes, de atención y acompañamiento. Creo que aquí tienen una instancia formativa no sólo de primer nivel, sino que también tienen estos otros elementos de apoyo que nos diferencian. Ahora, dentro de las becas, tenemos un amplísimo programa de becas de arancel al que a veces no se le da mayor relevancia. Nosotros, en algunos programas, tenemos 60, 70 por ciento de alumnos becados y casos de alumnos que no pagan arancel. Eso no es un derecho por sí mismo, es una oportunidad que nuestros estudiantes se ganan. En el principal programa, que es de becas al mérito académico, donde nuestro estudiantado postula y es evaluado de acuerdo a su rendimiento, de acuerdo a su desempeño y sus antecedentes académicos, cerca del 95% de quienes postulan obtiene la beca. Y no porque nosotros seamos poco exigentes, sino porque nuestro estudiantado es muy bueno. Porque nuestros procesos de selección también son buenos. Porque la gente que postula a la Usach, ya viene con la idea de que está postulando a una universidad de primera, exigente, que requiere buenos antecedentes académicos. Eso, para nosotros es una garantía. Pero también debo mencionar que tenemos becas de mantención, y no pocas, que alcanzan hasta los 6 millones en el caso de los doctorados, becas de magíster, becas de excelencia académica para extranjeros, becas de movilidad y becas de investigación.

Y en la pandemia, ¿Los beneficios han disminuido o los han podido mantener?

Se han mantenido. Y, es más, como universidad, no teníamos una beca a nivel de postgrado de apoyo socioeconómico, y en los años 2020 y 2021 se ha instaurado un pequeño fondo de apoyo, para estudiantes de postgrado, a causa de la pandemia.  Porque nosotros estamos conscientes de la situación y cómo pudo haber afectado al estudiantado. Estamos colaborando para que estos estudiantes puedan continuar su carrera académica. Sin estas ayudas, tendrían que desertar, en algunos casos volver a sus países y ciudades, y los estamos rescatando. Alguien me puede decir: “es que todavía falta”. Sí, siempre falta, siempre faltan recursos, pero tampoco podemos desconocer los avances conseguidos. Tenemos también las becas de conectividad y algunas becas de trabajo para apoyar casos especiales.

Adentrémonos en los programas. Si bien en el historial de la universidad, las ingenierías y las ciencias han entregado un sello característico a los postgrados de la Usach, este último tiempo, las humanidades y ciencias sociales han abierto un espacio significativo en el panorama académico. ¿Cuáles son las áreas que la universidad debe seguir potenciando? Y bajo esa lógica, ¿la Vicerrectoría considerará propuestas de nuevos programas para el 2022?

Hemos desarrollado postgrados en aquellas áreas donde ha habido un mayor progreso en la propia universidad. Crecimiento en los programas y en los cuerpos académicos, por ejemplo. Como bien dices, el área de las ingenierías, el área de las ciencias, física, química y biología, tienen varios doctorados y magíster de primera calidad. En ingeniería, tenemos una oferta muy importante, interesante y muy buena. Ahora, ¿qué sucede en las otras áreas? En el área de las ciencias económicas, administrativas, y de gestión, está la Facultad de Administración y Economía. Tiene bastantes postgrados profesionales que nos encontramos desarrollando más. En el área de humanidades y ciencias sociales, están los magíster y doctorados de la Facultad de Humanidades y de IDEA. IDEA, tiene magíster y doctorados hace bastante tiempo, una trayectoria muy interesante, de bastante éxito. Creo que en el área de las ciencias médicas y las ciencias de la salud nuestras ofertas también deben potenciarse. Allí tenemos sólo un magíster y varias especialidades médicas. En esta área, es mucho lo que esta universidad podría aportar y, el día de mañana, podríamos tener otros magísteres, incluso un doctorado. También creo que nosotros deberíamos desarrollar el área de arte y cultura, quizás IDEA en conjunto con la Escuela de Arquitectura podrían explorar está área dentro de la universidad. Ha habido ideas, ha habido intentos, que quizás, se podrían desarrollar más. Dicho eso, todos los futuros proyectos de formación, ya sea doctoral o magíster, se deberán desarrollar potenciando la inter y multidisciplinariedad como también, debemos apoyar mucho más a los programas en conjunto, los programas consorciados.

No creo que nuestra universidad deba mirarse a sí misma y pensar que no necesitamos a otros postgrados, al contrario. En el desarrollo del conocimiento del siglo XXI, la colaboración, más que la competencia, debe tener una apertura al horizonte. Quiere decir que tenemos que abrirnos, en parte, a lo que es el proceso de internacionalización, y también a lo que es una de las líneas del plan estratégico institucional, que es abrirnos a la interculturalidad. Entonces, nosotros como postgrado, debemos tener ese espíritu abierto, pero también debemos tener mecanismos claves para poder desarrollarlo. Estamos trabajando en este minuto con la Asociación de Universidades del Grupo de Montevideo (AUGM), que es una asociación de universidades estatales de Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y Paraguay y, donde nosotros como universidad, tenemos un gran protagonismo. La idea, es ir constituyendo y construyendo, el uso de plataformas virtuales para que exista mayor interacción entre los postgrados. De tal manera que se genere un espacio virtual de postgrado de la UGM. Que el día de mañana, en nuestros postgrados sea natural que un examen de grado sea virtual y que participen profesores de distintas nacionalidades. Que nuestros estudiantes, en el desarrollo de sus tesis, hagan pasantías presenciales o virtuales en distintas universidades internacionales. Que estudiantes extranjeros tomen nuestros cursos. Todo eso, el incremento de la movilidad, de la internacionalización, de la virtualización, se conjugan con esta perspectiva más amplia.

Dentro de esos desafíos que plantea el siglo XXI, ¿Ha visualizado la Vicerrectoría nuevos lineamientos, cambios y transformaciones en relación a la docencia, según lo que han planteado los movimientos sociales en materia educativa?

Ahí, hay dos líneas de trabajo, primero: una que tiene que ver con nuestra capacidad inclusiva. En términos de estudiantado, y capacidad inclusiva del conjunto de aquellos que han estado excluidos. Es decir, inclusiva desde el punto de vista de la diversidad en todos los ámbitos: de género, económicos, sociales, integradora con personas con discapacidad. También, tenemos que acentuar la inclusión de distintas nacionalidades, distintas etnias. Tener más estudiantes extranjeros. Tenemos que aceptar más a los inmigrantes en nuestros postgrados. El postgrado tiene que ser más diverso desde el punto de vista de la composición de nuestro estudiantado.

Segunda línea: es lo que nosotros llamamos la pertinencia del postgrado. Somos una universidad estatal que está al servicio del desarrollo, y tenemos la misión de apoyar el desarrollo territorial de las regiones, en nuestro caso, la región metropolitana. Por lo tanto, en nuestros programas, estamos trabajando con la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, con la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación, para que nuestros postgrados también se enfoquen en su vínculo con las instituciones, con las empresas, con las industrias, con las municipalidades, con los territorios. De tal manera que la formación de nuestros estudiantes esté inserta en los requerimientos y necesidades propias del desarrollo local, del desarrollo regional y todo eso también, desde una perspectiva democrática y democratizadora. En ese sentido, podemos destacar que nuestro Plan Estratégico Institucional se enmarca y está en línea con los objetivos de desarrollo del milenio, y los objetivos de desarrollo sustentable. Nosotros tenemos que enfocarnos a objetivos de formación, de investigación, de desarrollo del postgrado, que apunten a lo equitativo, desde nuestra responsabilidad como universidad compleja y completa, a partir de dos desafíos: el cambio climático, cómo avanzamos a una sociedad más sustentable; y la inteligencia artificial, cómo trabajamos en nuestra relación con las tecnologías y las mediaciones tecnológicas, de tal manera que sean humanizantes, y que estén al servicio del desarrollo humano en cualquiera de las disciplinas que estemos abordando.

Durante el estallido social del 2019, se instaló con fuerza la metáfora: “No son 30 pesos, son 30 años”. Desde su perspectiva, y la experiencia que le ha entregado el trabajo en la Usach, ¿cuáles son los mayores desafíos o anhelos de los próximos 30 años de la universidad, en relación a los postgrados con la sociedad y la responsabilidad de la educación pública?

Los próximos 30 años estarán marcados por lo que será la nueva constitución, y esa nueva constitución, esperamos que posibilite un desarrollo mucho más democrático, con un modelo de desarrollo justo y distinto. Un modelo de desarrollo mucho más equitativo, inclusivo y sustentable, donde todos y todas tengan oportunidades, se respete la diversidad, y haya conciencia de que el desarrollo económico social, tiene que tomar en cuenta a los ecosistemas y al planeta. Entonces, espero que nuestra universidad esté a la altura del desafío de construir ese nuevo país. Y creo que tenemos las capacidades, tenemos la gente, tenemos la institución, tenemos a las y los estudiantes; profesionales; académicos y académicas, funcionarios y funcionarias, y podemos hacerlo. Podemos realmente cumplir aquello que se ha establecido estos últimos años, en el sentido de fortalecer las universidades estatales y de ser una universidad que esté al servicio de ese nuevo desarrollo del país. Y para hacerlo, tenemos que transformar nuestra universidad en una verdadera universidad latinoamericana de primer nivel. Ya no sólo chilena, inserta en el mundo, pero desde América Latina, desarrollando todas nuestras disciplinas principales, nuestras áreas del conocimiento como las ingenierías, las ciencias, las humanidades y sociales, las ciencias médicas, etc. Pero desde una nueva perspectiva, desde un desarrollo distinto, un desarrollo que el día de mañana, podamos decir que contribuye a que la gente de este país se sienta respetada en lo más profundo de su dignidad. Es un poco mi sueño, mi anhelo, que esta universidad sea de las primeras que contribuyan en la construcción de ese país distinto y en ello, el postgrado tiene que cumplir un rol preponderante.